Sophia Laskaridou (1882 -1965) fue una pintora griega. Con un padre educado en Inglaterra y una madre como Aikaterini Laskaridou, una de las principales educadores griegas, se dedicó a la pintura antes de haber tomado lecciones.
Por las dificultades que tenía para pintar las figuras, en sus comienzos, se limitó a los paisajes. Sophia pintaba en un estilo impresionista y trabajaba al aire libre. Ir sola al medio del campo se consideraba, en ese tiempo, muy riesgoso para una mujer griega. Había ladrones y otros peligros. En este sentido, Sophia fue una pionera. Más adelante, estudió en la Academia de Bellas Artes de Atenas y, con una beca ganada, se fue a Alemania y Francia, donde completó su aprendizaje.
Regresó a Grecia poco antes de los inicios de la primera guerra mundial y, para entonces, se la consideraba una artista de importancia. A partir de su regreso, comenzaron a hacerse distintos comentarios sobre su vida personal, como sus romances con Renor y Picasso. La mayoría de lo que se decía era falso, pero sirvió para que, en Grecia, se construyera un mito alrededor de ella. En la mitad de de 1950, publicó su autobiografía.