Arturo Borda (1883-1953), boliviano. Autodidacta, muy buen retratista, pintor de paisajes y de escenas enfocadas desde una tónica simbolista. Defensor de causas sociales, con una vida azarosa, ha ganado un lugar especial en el arte de Bolivia. El retrato de sus padres es un muy buen retrato y Filicidio, una obra potente.